Tras un largo juicio, el famoso gángster estadounidense de los años 20 y 30, Al Capone, es declarado culpable en 5 de los 23 cargos que tenía en su contra y sentenciado a 11 años de prisión, la mayor sentencia por evasión de impuestos hasta ese momento, junto con altas multas y el embargo de sus numerosas propiedades. Sus apelaciones tanto de la condena como de la sentencia fueron negadas. En mayo de 1932 es enviado a la Penitenciaría de Atlanta, sin embargo pudo obtener privilegios especiales, por lo que finalmente fue transferido a Alcatraz en agosto de 1934, la cual había sido recientemente establecida como prisión en una isla de San Francisco. Ahí, Capone era vigilado estrictamente y se le prohibió cualquier contacto con el exterior. Su aislamiento y la revocación de la ley seca en diciembre de 1933, que redujo la fuente de sus ingresos, terminó por debilitar el imperio de Capone. Pasó el último año de su sentencia en el hospital de la prisión, confundido, desorientado y con signos de demencia, probablemente a causa de una sífilis sin tratar. Fue puesto en libertad condicional el 16 de noviembre de 1939.
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