Silvino Vergara

Gated Communities

“Si se tiene miedo no se puede ser libre y, el miedo es el resultado de la inseguridad. La seguridad nos hará libres.”

Zygmunt Bauman

Son denominados: “Gated communities” los vecindarios, fraccionamientos, colonias o zonas de las ciudades con acceso restringido: Exclusivos, (BAUMAN, Zygmunt, “Múltiples culturas, una sola humanidad” Katz, Madrid, 2008) en donde se requiere para poder acceder, transitar por una serie de controles e identificarse en cada momento. En las últimas décadas han proliferado en las grandes ciudades del mundo, que desde luego México no es la excepción, y se ha logrado su expansión debido a la inseguridad que se percibe en el ambiente, cualquier ciudadano encuentra una buena razón para colocarse en estos sitios para habitar: robos en casa habitación, asaltos en las vías publicas, calles y avenidas en pésimas condiciones, ausencia de alumbrado público y vigilancia, por ende, sólo ciertas personas tenían la capacidad económica de hacerlo, pero últimamente se han proliferado estas zonas habitacionales atendiendo a las posibilidades económicas de los demandantes.

Esta ubicación de las personas es contradictorio con el fenómeno económico mundial, pues, por un lado, somos cada día más globales, y por el otro extremo, más locales, es evidente esa ambivalencia: En el espacio del comercio la liberación de las aduanas, en las personas lo mejor resguardados posible, en el caso de las mercancías la abolición de las fronteras, en la materia de migración la mayor selectividad, en los productos la liberación de los aranceles, en el caso del transito de las personas deben de regir las políticas públicas del menor desplazamiento, en los productos la abolición de las regulaciones y restricciones no arancelarias, en la migración la repugnancia a lo exterior, las personas extranjeras y sobre todo, de ciertos orígenes son repudiados, -en México los centroamericanos, en Brasil los Bolivianos, en Europa los Africanos, en Argentina los paraguayos, en EUA los mexicanos, etc.- por su parte, en los productos lo importado es considerado de mejor calidad que lo de manufactura nacional –salvo los productos chinos, lo mismo que sucedía en las décadas de los sesenta y setenta con todo producto japonés-.

Lo cierto es que, esta contradicción se debe a que en la globalización, los que se encuentran de acuerdo con ella –globalifílicos- consideran que el mayor movimiento comercial mundial es el que permite un mejor nivel de vida para la humanidad, y como consecuencia una mayor efectividad en el respeto a los derechos fundamentales de las personas, pues las propias compañías que mandan a maquilar sus productos en países sub-desarrollados verifican las condiciones laborales de los trabajadores de esos centros de trabajo, pero por otro lado, lo que busca es la inmovilidad de las personas, sobre todo la gran migración de los países sub-desarrollados a los del primer mundo, para ello es necesario implementar una serie de medidas que impliquen des-estimular los movimientos de los individuos, como es precisamente el influir miedo en lo que puede hacer un migrante, que se ha traducido entre otras cosas, en estos barrios cerrados, y que, como sentencia el español Daniel Innerarity: “Existe un “meter miedo” antidemocrático, populista, que a través de la estigmatización pretende neutralizar las virtualidades democratizadoras del pluralismo; el miedo se puede provocar artificiosamente para ofrecerse como salvador o para inducir el letargo en una sociedad de manera que sea más fácilmente gobernable.” (INNERARITY, Daniel. “Un Mundo de Todos y de Nadie”. Editorial PAIDÓS, Barcelona, 2013) y pareciera que el propósito se ha cumplido.

Con estas colonias o fraccionamientos cerrados se desprenden diversos problemas en el ámbito jurídico que bien pueden dejar mal parado al Estado, pues si se pagan cuotas de mantenimiento y vigilancia en esos fraccionamiento, entonces: ¿Cómo para qué el impuesto predial municipal?, si se cuenta en dichas colonias con vigilancia privada: ¿para qué las fuerzas policiales?, si esos barrios tienen su propio sistema de recolección de basura, ¿Cuál es el papel de las autoridades de limpia municipales?, si se cuenta con la propia junta vecinal, ¿Por qué la autoridad municipal? Si existe un reglamento interno, ¿Cuál es el objeto de los bandos de policía, y buen gobierno? pareciera que el Estado nuevamente se encuentra rebasado, como cita Manuel Atienza: “la globalización ha supuesto una tendencia a la privatización de lo público. El centro de gravedad habría pasado de la ley, como producto de la voluntad estatal, a los contratos entre particulares”. (ATIENZA, Manuel, “Podemos hacer más” Pasos perdidos, Madrid, 2013) Evidentemente que, el gran reto es para el Estado recuperar la legitimidad en sus funciones y en el cobro de sus impuestos, y para el derecho hacer funcional las leyes y reglamentos, en tanto, prolifera el fenómeno de lo que se denomina: “Gated communities”, y desde luego, la globalización comercial.

Silvino Vergara Nava
Silvino Vergara Nava
Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana, y la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Litigante en materia fiscal y administrativa. Profesor de Maestría en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la Escuela Libre de Derecho de Puebla.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *