Silvino Vergara

La seguridad pública se llama seguridad financiera

“Los bancos se quedan con las ganancias cuando sus apuestas salen bien, pero son los contribuyentes quienes absorben las pérdidas cuando esas jugadas son perdedoras y ponen en peligro todo el sistema.”

Zygmunt Bauman

Uno de los grandes problemas a resolver para el derecho actual es como contener los poderes globalizados, por ello es que ante la impotencia por parte de los Estados buscan otro derrotero, como lo anuncia Z. Bauman: “A diferencia de lo que sucede en el caso de las amenazas que el mercado plantea para la subsistencia y el bienestar de las personas, la gravedad y la extensión de los peligros contra la inseguridad personal deben presentarse desde la más negra de las perspectivas.” (BAUMAN, Zygmunt, “Esto no es un Diario” Paidos, Barcelona, España, 2012) Precisamente, se olvidan de los grandes riesgos financieros para la población, y se justifican con los riesgos de la seguridad pública de la ciudadanía, la consecuencia: Hoy observamos a un Estado que su poder esta totalmente deslegitimado, ejemplos encontramos en nuestra región, las presidentas de Chile y Brasil que están en capilla por actos de corrupción, desde luego que México no es la excepción, pareciera que hoy el poder del Estado ha expandido su descomposición, lo cual se debe a la existencia de un poder superior, como es en particular el poder económico, que en voz de Luigi Ferrajoli le denomina: “Poderes salvajes” (FERRAJOLI, Luigi, “La Democracia a través de los Derechos” Editorial Trotta, Madrid, 2014) los cuales cuentan con facilidad en su movilidad, es decir, pueden cambiar su sede de un Estado a otro con bastante habilidad, pero esto se traduce en la excesiva dependencia de cada Estado con éstos, y por ello es que los Estados se vuelven excesivamente serviles desde sus políticas, leyes y disposiciones hasta sus propios gobernantes en las conveniencias de ese poder económico, cita el profesor Ermano Vitale al respecto: “Las políticas económicas de los gobiernos pueden intentar, como mucho, corregir algunos de los efectos que tienen sobre sus ciudadanos los procesos tan reales como absolutamente opacos de la economía globalizada.” (VITALE, Ermanno, “Defenderse del Poder”, Editorial Trotta, Madrid, 2012)

Efectivamente, los Estados se encuentran muy limitados para lidiar ante esos poderes económicos, por lo cual todas las políticas estatales que se pueden implementar para contener a éste resultan insuficientes, y esto se debe a esa colisión que encontramos en que el Estado se sustenta en leyes y sistemas jurídicos, y los poderes económicos, se instauran en leyes de mercado, pero estos últimos se sustentan en que se les debe tratar como las leyes naturales es decir, que las leyes jurídicas no pueden intervenir en la ley de la oferta y mercado, pues si las leyes del Estado –las normas jurídicas- pretenden restringir esas disposiciones, entonces, se rompe con el equilibrio económico, se rompe con la oferta y mercado, lo cual genera mayores repercusiones y efectos perjudiciales a los Estados, como son: devaluaciones, inflación, carestía de productos básicos, desempleo, etc., y con ello desestabilizad gubernamental, por ello ante esta amenaza de desocupar las instalaciones en un Estado por parte de estos poderes económicos, es que los poderes políticos de los Estados hoy no intentan más que en casos muy limitados tratar de regular esa ley de la oferta y la demanda, cita el profesor Chevalier en relación con esta problemática: “El Estado posmoderno no abandona su derecho de inspección sobre la economía. El Estado permanece presente en la economía, pero de manera mas distanciada, como “supervisor”, cuya presencia es indispensable para garantizar el mantenimiento de los equilibrios importantes y crear las condiciones propicias a su desarrollo.” (CHEVALLIER, Jacques. “El Estado Posmoderno” Universidad Externado, Colombia, 2011) Por ello es que, hoy observamos que los Estados han resultado insuficientes, esto es escasos en su credibilidad, cortos en sus políticas publicas de bienestar social, limitados en sus atribuciones para cobrar contribuciones a estas corporaciones, pequeños para imponer medidas de seguridad, penas y castigos a esas empresas, faltos en su capacidad de innovación para obligar a que estas organizaciones económicas respeten el medio ambiente y los derechos laborales, restringidos en limitar las libertades económicas de esas compañías. En tanto, ante estos fenómenos el Estado se entretienen con la seguridad pública, la cual no se resuelve con más policías, ni más inspectores, armamento, patrullas y cámaras de video, la seguridad pública se combate por la vía de la seguridad financiera.

Silvino Vergara Nava
Silvino Vergara Nava
Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana, y la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Litigante en materia fiscal y administrativa. Profesor de Maestría en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la Escuela Libre de Derecho de Puebla.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *