Silvino Vergara

Las redes sociales abolieron el derecho a la intimidad

“Uno comprenderá que quienes procuran la invisibilidad
está condenados al rechazo, a la exclusión, condenados
a ser sospechosos de algún crimen.
La desnudez física, social y psíquica, está a la orden de día.”

Eugene Enriquez

Uno de los derechos más antiguos de los humanidad pudiera ser el derecho a la intimidad, el cual es definido por Matilde Zavala, como: “el derecho personalísimo que protege la reserva espiritual de la vida privada del hombre; asegurando el libre desenvolvimiento de éste en lo personal, en sus expresiones y en sus defectos” (ZAVALA de González, Matilde M. “Derecho a la intimidad” Abeledo Perrot, Buenos Aires, 1982 ). Así tenemos que, este derecho a la intimidad se trata de uno de los más valiosos en la época moderna, pues es uno de los pilares de los derechos civiles y políticos, este derecho a la intimidad tiene relación intrínseca con el derecho al honor, sobre todo si es que nos sustentamos en la teoría de la conexidad de los derechos humanos, (GARGARELLA, Roberto y otros, “La Luchas por los derechos de la salud”, Buenos Aires, 2013) es decir, que unos se relacionan con otros y que, si se viola uno de éstos, simultáneamente se están violando otros derechos, por ello al desprenderse el derecho al honor que entre otros conceptos se entiende como: “1. el sentimiento de la propia dignidad 2. la estima o buena opinión que los demás tienen de nosotros” (Pérez Fuentes, en ISLAS, Colin, Alfredo coord. “Derechos humanos frente a una sociedad globalizada” Editorial Porrúa, México, 2013), se podría decir que la violación de uno simultáneamente afecta al otro de los derechos. Estas prerrogativas, en particular de intimidad, ha sucedido en estos tiempos del mundo que, con las tecnologías actuales, en particular las comunicaciones electrónicas, han incrementado la publicidad de las acciones privadas de las personas, lo que antes no se conocía de cualquier sujeto, gustos, tendencias, religión, forma de pensar, actividades laborales y de esparcimiento, hoy es plenamente conocido, y sobre todo por desconocidos, lo cual deja como resultado, que se ha disminuido la vida privada e intima de las personas de esta pos modernidad, cita al respecto de esta denominada también “época liquida”, Zygmunt Bauman, que: “Una sociedad que se destaca por haber borrado los límites que otrora separaban lo privado de los público, por haber convertido en virtudes y obligaciones públicas el hecho de exponer abiertamente lo privado…” (BAUMAN, Zygmunt, “Vida de consumo” Fondo de Cultura Económica, México, 2007) lo cierto es que, actualmente con las denominadas redes sociales, que más que nada son redes electrónicas, el comportamiento de todas las personas es estar en ellas, participar en ellas, y explayarse en las mismas, así el derecho a la intimidad propiamente se ha abrogado, se ha perdido su valía, pero curiosamente por el simple consentimiento de los propios individuos, hoy es muy común localizar a cualquier sujeto por estos medios, conocer sus acciones, y movimientos, lo que es evidente que ha provocado desde simples problemas sociales hasta actos delictivos, sin embargo, habría que hacerse la pregunta: ¿Quién es el ganador en la desaparición del derecho a la intimidad por estas redes sociales?, pues podría afirmarse contundentemente que es precisamente el Estado vigilante, el victorioso sobre este fenómeno social: el poder, que esta disminuyendo derechos de los gobernados bajo su propio consentimiento, y que éstos han caído en la trampa al aprobarlo.

No debe perderse de vista que, si bien en gran parte de la historia de la humanidad al Estado le ha interesado inmiscuirse en la vida intima de sus gobernados, lo cierto es que, al iniciar con inscripciones civiles, pasando por registros fiscales y carcelarios, hoy cuenta con registros electrónicos, que debido a la superpoblación mundial, la única forma de gobernar estas masas de personas, es con el incentivo de que la misma población anhele estar en esos lugares virtuales para que se tenga conocimiento de su existencia por sus semejantes, pero que en realidad quienes lo conocen perfectamente son las autoridades administrativas, las autoridades policiales que investidas en seguridad pública, conocen perfectamente cada movimiento de todos los individuos, cita al respecto de este fenómeno el profesor E. R. Zaffaroni; “El poder de observación y vigilancia ha aumentado considerablemente, pero en pocos años alcanzará niveles nunca imaginados… significará el fin de la privacidad y cada edificio será una prisión en potencia.” (ZAFFARONI, Eugenio R. “En torno a la cuestión penal” B de F, Montevideo, 2014) En conclusión, así como hemos avanzado en algunos derechos en la actualidad, es claro que muchos de los derechos básicos se han perdido y lo cierto es que, el derecho a la intimidad es parte también del derecho a la libertad, entonces, es irrevocable que, con los avances tecnológicos, hoy cada día somos menos libres que en épocas pasadas.

Silvino Vergara Nava
Silvino Vergara Nava
Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana, y la Universidad Autónoma de Tlaxcala. Litigante en materia fiscal y administrativa. Profesor de Maestría en la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla, la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y la Escuela Libre de Derecho de Puebla.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *